domingo, 20 de septiembre de 2009

Post sobre el maestrazo Noam Chosky y su visita a México

Andando metido en los asuntos de aprender Inglés, hace unos años, en una clase de teoría gramatical, casi por accidente conocí la obra lingüistíca de Chomsky. Cuál sería mi sorpresa cuando al poco tiempo, en un día Sábado, veo un artículo del maestro Chomsky publicado en la Jornada. Pero más grande sería mi asombro cuando empiezo a leerlo y descubro que no se trata de un escrito lingüistíco sino de una crítica bien hecha al régimen de George W. Bush. Desde ese entonces, cada que me encuentro con los artículos de Chomsky, en Inglés o en Español, invariablemente los leo y así me he podido enterar mejor de lo que acontece dentro del país del Tío Sam. Por si lo anterior fuera poco, el Viernes anterior al leer el artículo de Luis Javier Garrido me voy enterando que Chomsky viene a México con motivo de los festejos de los 25 años del diario la Jornada Hoy día Domingo no sé a ciencia cierta cuantos días estará en México pero me acabo de enterar que las localidades para escucharlo ya están agotadas. Que lástima que no podré ver al maese en cualquiera de sus dos facetas: la lingüistíca o la política. Pero la esperanza muere al último, y a ver si por ahí me entero de última hora sobre sus presentaciones y me lanzo a verlo. Por lo pronto aquí va lo publicado hasta hoy. Bienvenido a mi tierra Maestrazo!!!!

La columna de Luis Javier Garrido:

Noam Chomsky en México


La presencia de Noam Chomsky en un México en crisis y en resistencia tiene una especial significación en la vida intelectual y política del país.

1. El México que va a encontrar Noam Chomsky, quien en este 2009 hace la más importante visita que haya hecho a nuestro país, es un pueblo devastado por las políticas del capitalismo neoliberal impulsado por Washington, que él ha analizado, y que han encontrado en una clase política corrupta que representa a unos cuantos grupos a su dócil instrumento. Chomsky vino a México por vez primera en 1992 a una reunión del Foro por la Emancipación e Identidad de América Latina, y retornó en 2001 a la Universidad de Guadalajara, pero hoy va a encontrar un México muy distinto, que en todos los ámbitos está resistiendo a esas políticas.

2. La visita del que ha sido en los últimos 50 años ilustre profesor de lingüística del Instituto Tecnológico de Massachusetts, se hace en el contexto de la celebración de los 25 años de La Jornada, un diario sin el cual no se podría entender al México en este cuarto de siglo, que constituye un caso excepcional en América Latina y del cual él es colaborador, y lo hace precisamente en un momento en que las políticas del nuevo gobierno de Barack Obama han cambiado en las apariencias, pero siguen siendo tan imperiales como siempre y requieren por sus dobleces de un mejor análisis.

3. Noam Chomsky, nacido en 1928 en Filadelfia, cuna de la Constitución estadunidense de 1787, es un caso insólito en el mundo intelectual de Estados Unidos como reconoce su biógrafo Robert F. Barsky en A life of dissident (The MIT Press, 1997), pues la inmensa mayoría de los académicos, artistas e intelectuales estadunidenses se han doblegado a las premisas de la ideología imperial de su país, y él preserva el espíritu renovado de muchos de los fundadores de su país en el siglo XVIII o de aquellos intelectuales del grupo de Concord de Nueva Inglaterra en el XIX, como Emerson, Thoreau o Hawthorne, que hoy parece perdido.

4. El crítico de la política de Estados Unidos, que en Estados fallidos (Ediciones B, 2007) los ve ya en proceso de convertirse en un Estado fallido, incapaz de garantizar la seguridad y el bienestar a sus ciudadanos, ha sido leído en México con avidez por su rigor e integridad, pero ninguneado en su propio país. El desdén a Chomsky es tan grande allá que su amigo Alexander Cockburn solía decir que los dos mayores desastres para el poder en Estados Unidos han sido el ataque japonés a Pearl Harbor y el nacimiento de Chomsky, ambos un 7 de diciembre.

5. En el curso de los últimos 35 años años Chomsky ha reflexionado de manera sistemática no sólo en torno a los problemas de la lingüística, sino sobre las políticas imperiales de su país exacerbadas a la llegada a la Casa Blanca de Ronald Reagan (1911-2004), pero a pesar de que ha prestado especial atención a los grandes conflictos, desde la guerra de Vietnam hasta las invasiones de Afganistán e Irán, o a Medio Oriente, América Latina ha estado presente en su análisis luego que una hija suya trabajó como voluntaria en Nicaragua y México no es la excepción. Chomsky ha hecho reflexión de una u otra manera sobre los efectos perversos que la integración con Estados Unidos ha tenido en el descenso de los salarios, el empobrecimiento general del pueblo mexicano, y la dependencia y la sumisión acentuadas con el TLC o NAFTA, que según sostiene en La (des)educación (Crítica, 2001, p. 183) sólo parece obligar a nuestro país. México, dice Chomsky, “ha sido ‘atrapado’ en el TLC. Los EEUU tienen libertad para hacer caso omiso de sus obligaciones; México, no”.

6. La mejor evidencia de lo que son las libertades públicas en Estados Unidos la muestra el hecho de que un artículo suyo que le encargó The Washington Post en 1994 sobre la insurrección zapatista no fuera publicado, de que sus textos no aparezcan en los más importantes periódicos de Estados Unidos y que él no tenga acceso más que a emisoras marginales de la televisión. Ello no ha impedido, sin embargo, que en los últimos años The New York Times lo haya calificado como el más importante intelectual vivo; The Boston Globe lo considera el más útil ciudadano de Estados Unidos y el Chicago Tribune lo reconoce como el autor más citado de nuestro tiempo.

7. El poder de los medios, que buscan hoy controlar a la sociedad para hacerla aceptar las decisiones de los grupos oligárquicos y acallar el pensamiento crítico, de la manera que lo describe Chomsky en Ambiciones imperiales. El mundo después del 11-S (Península, 2005), no ha podido impedir la difusión de sus ideas. La voz de Chomsky está no nada más en sus 33 libros sobre lingüística y sus más de 50 obras de temas políticos que son referencia fundamental, en sus artículos y conferencias que circulan en Internet, o en el video –desde el histórico debate con Michel Foucault en la televisión holandesa en 1971 (Manufacturing Consent, Zeitgeist Video) hasta las entrevistas que le hace su esposa Carol (Rebel without a pause, Docurama)–, sino de manera fundamental en su incansable labor como conferencista e intelectual comprometido.

8. El papel de Chomsky es insustituible y se asemeja al que cumplieran Jean-Paul Sartre en los años 70 y Michel Foucault en los 80, pues acude adonde puede contribuir a edificar un mundo libre y democrático o a impedir una injusticia, como lo hizo hace unos días al viajar a sus 81 años a Caracas para entrevistarse con el presidente venezolano Hugo Chávez y de-satar el encono de los medios en todo el mundo.

9. Chomsky hablará el lunes 21, a invitación de La Jornada, en la UNAM, la institución de educación superior más importante de América Latina, que hace 10 años era el espacio de una lucha intensa de los estudiantes mexicanos –incomprendidos por los medios y los partidos–, contra el proyecto del Banco Mundial, del gobierno mexicano, y sobre todo de las propias autoridades universitarias, de privatizar la educación superior, y que logró frenar ese intento del gran capital, que ahora parece resurgir porque, como dice Chomsky en Sobre democracia y educación (Paidós, 2005), las universidades públicas pueden ser la base para un cambio social.

10. La primera vez que escuché a Noam Chomsky fue en la Universidad de París-VIII en Vincennes, a fines de los 70, durante un debate con Nicos Poulantzas, y desde entonces me pregunté por qué uno de los lingüistas más importantes del siglo, que años atrás discutía con teóricos como Jean Piaget sobre las teorías del aprendizaje, ahora daba prioridad a la reflexión crítica sobre el poder y las políticas de su gobierno. La respuesta la dan sus lectores de todo el mundo que han visto en él más que a una conciencia lúcida de Estados Unidos a un símbolo de que la inteligencia humana va a prevalecer en el futuro sobre las fuerzas del capital.

Portada de La Jornada y la Rayuela dedicada a Chomsky:





Carta de Bienvenida aparecida en el correo ilustrado por el Dr. Rubén Mares Gallardo:

Bienvenida y felicitación

La comunidad del Instituto Politécnico Nacional felicita a La Jornada por su 25 aniversario. Nuestra misión es idéntica. El artículo 1º de nuestra Ley Orgánica nos manda lograr y desarrollar la independencia económica, científica, tecnológica, cultural y alcanzar el progreso social de la nación, de acuerdo con los objetivos de la Revolución Mexicana (tómese ello en cuenta al designar al nuevo director general).

Simultáneamente, los politécnicos nos congratulamos por la venida a México de Noam Chomsky. Acá en el campus Politécnico estamos en acuerdo total con Noam Chomsky en México, de Luis Javier Garrido, en La Jornada de hoy. Con excepción de que la entrevista en Amsterdam hecha por Fons Elders en 1971 a Chomsky y a Foucault no se llamó Manufacturing consent sino: Acerca de la naturaleza humana y “Justicia versus poder”.

Simultáneamente los politécnicos creemos que Chomsky es la representación, encarnación y solución de los dos problemas que él mismo plantea en Knowledge of language: its nature, origins and use”. El problema de Platón, cómo conocemos tanto a partir de experiencia tan limitada. Y el de Orwell: cómo conocemos tan poco, disponiendo de tanta evidencia. El de Platón lo resuelve Chomsky con su gramática generativa y universal, y el segundo, de Orwell, ahondando en el análisis de la geopolítica mundial.

Ahí, Chomsky es el intelectual vivo más importante, el más útil ciudadano de Estados Unidos –adiciono yo, y del mundo–, y el autor más citado de nuestro tiempo. Mis alumnos politécnicos, que no lo conocían, al comentarles la obra de nuestro ilustre húesped, exultaron de alegría y simpatías humanas y universales. ¡Bienvenido!

Rubén Mares Gallardo, Escuela Superior de Física y Matemáticas-IPN y Organización Nacional Politécnica


UPDATE. Chomsky de nuevo en la portada de la Jornada de hoy, esta es la nota:


Hay una resistencia real al imperio; no existen muchos sitios de los que pueda decirse lo mismo

América Latina es el lugar más estimulante del mundo: Chomsky

La esperanza del cambio anunciada por Barack Obama es sólo una ilusión, considera el escritor

David Brooks, Hermann Bellinghausen y Luis Hernández

América Latina es hoy el lugar más estimulante del mundo, dice Noam Chomsky. Hay aquí una resistencia real al imperio; no existen muchas regiones de las que pueda afirmarse lo mismo.

Entrevistado por La Jornada, uno de los intelectuales disidentes más relevantes de nuestros tiempos señala que la esperanza en el cambio anunciada por Barack Obama es una ilusión, ya que son las instituciones y no los individuos los que determinan el rumbo de la política. A lo sumo, lo que el mandatario representa es un giro desde la extrema derecha al centro de la política tradicional estadunidense.

Presente en México para celebrar los 25 años de La Jornada, el autor de más cien libros, el lingüista, crítico antimperialista, analista del papel que desempeñan los medios de comunicación en la manufactura del consenso, explica cómo la guerra a las drogas se inició en Estados Unidos como parte de una ofensiva conservadora contra la revolución cultural y la oposición a la invasión de Vietnam.

A continuación, presentamos la transcripción completa de sus declaraciones.

América Latina es hoy el lugar más estimulante del mundo. Por primera vez en 500 años hay movimientos hacia una verdadera independencia y separación del mundo imperial; se están integrando países que históricamente han estado separados. Esta integración es un prerrequisito para la independencia. Históricamente, Estados Unidos ha derrocado un gobierno tras otro; ahora ya no puede hacerlo.

Brasil es un ejemplo interesante. Hacia principios de los 60, los programas de (Joao) Goulart no eran tan diferentes de los de (Luiz Inacio) Lula. En aquel caso, el gobierno de (John F.) Kennedy organizó un golpe de Estado militar. Así, el Estado de seguridad nacional se propagó por toda la región como una plaga. Hoy día Lula es el muchacho bueno, al que están tratando de cultivar, en reacción a los gobiernos más militantes en la región. En Estados Unidos no publican los comentarios de Lula favorables a (Hugo) Chávez o a Evo Morales. Los silencian porque no son el modelo.

Hay un movimiento hacia la unificación regional: se empiezan a formar instituciones que, aunque no funcionan del todo, comienzan a existir. Es el caso de Mercosur y Unasur.

Otro caso notable en la región es el de Bolivia. Después del referendo hubo una gran victoria, y también una sublevación bastante violenta en las provincias de la Media Luna, donde están los gobernadores tradicionales, blancos. Un par de docenas de personas murieron. Hubo una reunión regional en Santiago de Chile donde se expresó un gran apoyo a Morales y una firme condena a la violencia, y Morales respondió con una declaración importante. Dijo que era la primera vez en la historia de América Latina, desde la conquista europea, en que los pueblos habían tomado el destino de sus países en sus propias manos sin el control de un poder extranjero, o sea Washington. Esa declaración no fue publicada en Estados Unidos.

Centroamérica está traumatizada por el terror reaganiano. No es mucho lo que sucede allí. Estados Unidos sigue tolerando el golpe militar en Honduras, aunque es significativo que no lo pueda apoyar abiertamente.

Otro cambio, aunque atropellado, es la superación de la patología real en América Latina, probablemente la región más desigual del mundo. Es una región muy rica, siempre gobernada por una pequeña elite europeizada, que no asume ninguna responsabilidad con el resto de sus respectivos países. Se puede ver en cosas muy simples, como el flujo internacional de capital y bienes. En América Latina la fuga de capitales es casi igual a la de la deuda. El contraste con Asia oriental es muy impactante. Aquella región, mucho más pobre, ha tenido mucho más desarrollo económico sustantivo, y los ricos están bajo control. No hay fuga de capitales; en Corea del Sur, por ejemplo, se castiga con la pena de muerte. El desarrollo económico allá es relativamente igualitario.

Control debilitado

Había dos formas tradicionales con las que Estados Unidos controlaba América Latina. Una era el uso de la violencia; la otra, el estrangulamiento económico. Ambas han sido debilitadas.

Los controles económicos son ahora más débiles. Varios países se han liberado del Fondo Monetario Internacional a través de la colaboración. También se han diversificado acciones entre el sur, en lo que la relación de Brasil con Sudáfrica y China ha entrado como factor. Han podido enfrentar algunos problemas internos sin la poderosa intervención de Estados Unidos.

La violencia no ha terminado. Ha habido tres golpes de estado en lo que va de este siglo. El venezolano, abiertamente apoyado por Estados Unidos, fue revertido, y ahora Washington tiene que recurrir a otros medios para subvertir al gobierno, entre ellos ataques mediáticos y apoyo a grupos disidentes. El segundo fue en Haití, donde Francia y Estados Unidos tiraron al gobierno y enviaron al presidente a Sudáfrica. El tercero es el de Honduras, que es un asunto mixto. La Organización de Estados Americanos asumió una postura firme y la Casa Blanca tuvo que seguirla, y proceder muy lentamente. El FMI acaba de otorgar un enorme préstamo a Honduras, que sustituye la reducción de asistencia estadunidense. En el pasado éstos eran asuntos rutinarios. Ahora esas medidas (la violencia y el estrangulamiento económico) se han debilitado.

Estados Unidos está reaccionando y ha dado pasos para remilitarizar la región. La Cuarta Flota, dedicada a América Latina, había sido desmantelada en los 50, pero se está reahabilitando, y las bases militares en Colombia son un tema importante.

La ilusión de Obama

La elección de Barack Obama generó grandes expectativas de cambio hacia América Latina. Pero son sólo ilusiones

Sí hay un cambio, pero el giro es porque el gobierno de Bush se fue tan al extremo del espectro político estadunidense que casi cualquiera se hubiera movido hacia el centro. De hecho el propio Bush en su segundo periodo fue menos extremista. Se deshizo de algunos de sus colaboradores más arrogantes y sus políticas fueron más moderadamente centristas. Y Obama, de manera previsible, continúa con esta tendencia.

Giró hacia la posición tradicional. Pero ¿cuál es esa tradición? Kennedy, por ejemplo, fue uno de los presidentes más violentos de la posguerra. Woodrow Wilson fue el mayor intervencionista del siglo XX. El centro no es pacifista ni tolerante. De hecho Wilson fue quien se apoderó de Venezuela, sacando a los ingleses, porque se había descubierto petróleo. Apoyó a un dictador brutal. Y de allí continuó con Haití y República Dominicana. Mandó a los marines y prácticamente destruyó Haití. En esos países dejó guardias nacionales y dictadores brutales. Kennedy hizo lo mismo. Obama es un regreso al centro.

Es igual con el tema de Cuba, donde durante más de medio siglo Estados Unidos se ha involucrado en una guerra, desde que la isla ganó su independencia. Al principio esta guerra fue bastante violenta, especialmente con Kennedy, cuando hubo terrorismo y estrangulamiento económico, a lo que se opone la mayoría de la población estadunidense. Durante décadas, casi dos tercios de la población han estado en favor de la normalización de las relaciones, pero eso no está en la agenda política.

Las maniobras de Obama se fueron hacia el centro; suspendió algunas de las medidas más extremas del modelo de Bush, y hasta fue apoyado por buena parte de la comunidad cubano-estadunidense. Se movió un poco hacia el centro, pero ha dejado muy claro que no habrá cambios.

Las reformas de Obama

Lo mismo sucede en la política interna. Los asesores de Obama durante la campaña fueron muy cuidadosos en no dejarlo comprometerse con nada. Las consignas fueron la esperanza y el cambio, un cambio en el que creer. Cualquier agencia de publicidad sensata habría hecho que ésas fueran las consignas, pues 80 por ciento del país pensaba que éste marchaba por el carril equivocado. McCain decía cosas parecidas, pero Obama era más agradable, más fácil de vender como producto. Las campañas son sólo asuntos de mercadotecnia, así se entienden a sí mismas. Estaban vendiendo la marca Obama en oposición a la marca McCain. Es dramático ver esas ilusiones, tanto fuera como dentro de Estados Unidos.

En Estados Unidos casi todas las promesas hechas en el ámbito de reforma laboral, de salud, de energéticos, han quedado casi anuladas. Por ejemplo, el sistema de salud es una catástrofe. Es probablemente el único país en el mundo en el que no hay una garantía básica de atención médica. Los costos son astronómicos, casi el doble de cualquier otro país industrializado. Cualquier persona que tiene bien puesta la cabeza sabe que es la consecuencia de que se trate de un sistema de salud privado. Las empresas no procuran salud, están para obtener ganancias.

Es un sistema altamente burocratizado, con mucha supervisión, altísimos costos administrativos, donde las compañías de seguros tienen formas sofisticadas de evadir el pago de las pólizas, pero no hay nada en la agenda de Obama para hacer algo al respecto. Hubo algunas propuestas light, como por ejemplo la opción pública, pero quedó anulada. Si uno lee la prensa de negocios, encuentra que la portada de Business Week reportaba que las aseguradoras celebraban su victoria.

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Noam Chomsky en La Jornada
Foto Carlos Ramos Mamahua

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Kennedy fue uno de los presidentes más violentos de la posguerra, considera Noam Chomsky
Foto Carlos Ramos Mamahua

Se realizaron campañas muy exitosas en contra de esta reforma, organizadas por los medios y la industria para movilizar segmentos extremistas de la población. Es un país en el que es fácil movilizar a la gente con el miedo, e inculcarle todo tipo de ideas locas, como que Obama va a matar a la abuela de uno. Así lograron revertir propuestas legislativas ya de por si débiles. Si en verdad hubiera habido un compromiso real en el Congreso y la Casa Blanca, esto no hubiera prosperado, pero los políticos estaban más o menos de acuerdo.

Obama acaba de hacer un acuerdo secreto con las compañías farmacéuticas para asegurarles que no habrá esfuerzos gubernamentales por regular el precio de las medicinas. Estados Unidos es el único país en el mundo occidental que no permite que el gobierno use su poder de compra para negociar el precio de los medicamentos. Un 85 por ciento de la población se opone, pero eso no significa diferencia alguna, hasta que todos vean que no son los únicos que se oponen a estas medidas.

La industria petrolera anunció que va a utilizar las mismas tácticas para derrotar cualquier proyecto legislativo de reforma energética. Si Estados Unidos no implanta controles firmes sobre las emisiones de dióxido de carbono, el calentamiento global destruirá la civilización moderna.

El diario Financial Times señaló con razón que si había una esperanza de que Obama pudiera haber cambiado las cosas, ahora sería sorprendente que sí cumpliera con lo mínimo de sus promesas. La razón es que no quería cambiar tanto las cosas. Es una criatura de quienes financiaron su campaña: las instituciones financieras, las energéticas, las empresas. Tiene la apariencia de buen tipo, sería un buen acompañante de cena, pero eso no permite cambiar la política; la afecta un poco. Sí hay cambio, pero es un poco más suave. La política proviene de las instituciones, no está hecha por individuos. Las instituciones son muy estables y muy poderosas. Por supuesto, encuentran la manera de confrontar lo que sucede.

Más de lo mismo

Los medios están un poco sorprendidos de que se esté regresando adonde siempre se estuvo. Lo reportan, es difícil no hacerlo, pero el hecho es que las instituciones financieras se pavonean de que todo está quedando igual que antes. Ganaron. Goldman Sachs ni siquiera intenta ocultar que después de haber hundido la economía está entregando jugosos bonos a sus ejecutivos. Creo que en el pasado trimestre acaba de reportar las ganancias más altas de su historia. Si fueran un poquito más inteligentes lo intentarían ocultar.

Esto se debe a que Obama está respondiendo a quienes apoyaron su campaña: el sector financiero. Miren nada más a quién escogió para su equipo económico. Su primer asesor fue Robert Rubin, el responsable de la derogación de una ley que regulaba al sector financiero, lo cual benefició mucho a Goldman Sachs; asimismo, se convirtió en directivo de Citigroup, hizo una fortuna y se salió justo a tiempo. Larry Summers, quien fue la principal figura responsable de detener toda regulación de los instrumentos financieros exóticos, ahora es el principal asesor económico de la Casa Blanca. Y Timothy Geithner, quien como presidente de la Reserva Federal de Nueva York supervisaba lo que sucedía, es secretario del Tesoro.

En un reportaje reciente se examinó a algunos de los principales asesores económicos de Obama. Se concluyó que gran parte de ellos no deberían estar en el equipo de asesoría, sino enfrentando demandas legales, porque estuvieron involucrados en malos manejos en la contabilidad y otros asuntos que detonaron la crisis.

¿Por cuánto tiempo se pueden mantener las ilusiones? Los bancos están ahora mejor que antes. Primero recibieron un enorme rescate del gobierno y los contribuyentes, y lo utilizaron para fortalecerse. Son más grandes que nunca; absorbieron a los débiles. O sea, se está sentando la base para la próxima crisis. Los grandes bancos se están beneficiando con una póliza de seguros del gobierno, que se llama demasiado grande para fallar. Si se es un banco enorme o una casa de inversión importante, es demasiado importante para fracasar. Si se es Goldman Sachs o Citigroup, no puede fracasar porque eso derrumbaría toda la economía. Por eso pueden hacer préstamos riesgosos, para ganar mucho dinero, y si algo falla, el gobierno los rescata.

La guerra contra el narco

La guerra contra la droga, que desgarra a varios países de América Latina entre los que se encuentra México, tiene viejos antecedentes. Revitalizada por Nixon, fue un esfuerzo por superar los efectos de la guerra de Vietnam en Estados Unidos.

La guerra fue un factor que llevó a una importante revolución cultural en los 60, la cual civilizó al país: derechos de la mujer, derechos civiles. O sea, democratizó el territorio, aterrorizando a las elites. La última cosa que deseaban era la democracia, los derechos de la población, etcétera, así que lanzaron una enorme contraofensiva. Parte de ella fue la guerra contra las drogas.

Ésta fue diseñada para trasladar la concepción de la guerra de Vietnam, de lo que nosotros les estábamos haciendo a los vietnamitas, a lo que ellos nos estaban haciendo a nosotros. El gran tema a fines de los 60 en los medios, incluso los liberales, fue que la guerra de Vietnam fue una guerra contra Estados Unidos. Los vietnamitas estaban destruyendo a nuestro país con drogas. Fue un mito fabricado por los medios en las películas y la prensa. Se inventó la historia de un ejército lleno de soldados adictos a las drogas que al regresar se convertirían en delincuentes y aterrorizarían a nuestras ciudades. Sí, había uso de drogas entre los militares, pero no era muy diferente al que existía en otros sectores de la sociedad. Fue un mito fabricado. De eso se trataba la guerra contra las drogas. Así se cambió la concepción de la guerra de Vietnam a una en la que nosotros eramos las víctimas.

Eso encajó muy bien con las campañas en favor de la ley y el orden. Se decía que nuestras ciudades se desgarraban por el movimiento antibélico y los rebeldes culturales, y que por eso teníamos que imponer la ley y el orden. Allí cabía la guerra contra la droga.

Reagan la amplió de manera significativa. En los primeros años de su administración se intensificó la campaña, acusando a los comunistas de promover el consumo de drogas.

A principios de los 80 los funcionarios que tomaban en serio la guerra contra las drogas descubrieron un incremento significativo e inexplicable de fondos en bancos del sur de Florida. Lanzaron una campaña para detenerlo. La Casa Blanca intervino y suspendió la campaña. Quien lo hizo fue George Bush padre, en ese tiempo encargado de la guerra contra las drogas. Fue cuando la tasa de encarcelamiento se incrementó de manera significativa, en gran parte con presos negros. Ahora el número de prisioneros per cápita es el más alto en el mundo. Sin embargo, la tasa de criminalidad es casi igual que en otros países. Es un control sobre parte de la población. Es un asunto de clase.

La guerra contra las drogas, como otras políticas, promovidas tanto por liberales como por conservadores, es un intento por controlar la democratización de fuerzas sociales.

Hace unos días, el Departamento de Estado de Obama emitió su certificación de cooperación en la lucha contra las drogas. Los tres países que fueron descertificados son Myamar, una dictadura militar –no importa, está apoyada por empresas petroleras occidentales–, Venezuela y Bolivia, que son enemigos de Estados Unidos. Ni México, ni Colombia, ni Estados Unidos, en todos los cuales hay narcotráfico.

Un lugar interesante

El elemento central del neoliberalismo es la liberalización de los mercados financieros, lo cual hace vulnerables a los países que tienen inversionistas extranjeros. Si uno no puede controlar su moneda y la fuga de capitales, está bajo control de los inversionistas extranjeros. Pueden destruir una economía si no les gusta lo que este país hace. Ésa es otra forma de controlar pueblos y fuerzas sociales, como los movimientos obreros. Son reacciones naturales de un empresariado muy concentrado, con gran conciencia de clase. Claro que hay resistencia, pero fragmentada y poco organizada, y por ello pueden seguir promoviendo políticas a las que se opone la mayoría de la población. A veces esto llega al extremo.

El sector financiero está igual que antes; las aseguradoras de salud han ganado con la reforma sanitaria, las empresas energéticas ganarán con la reforma energética, los sindicatos han perdido con la reforma laboral y, por supuesto, la población de Estados Unidos y la del mundo pierden porque ya de por sí la destrucción de la economía es grave. Si se destruye el medio ambiente, los que de veras sufrirán son los pobres. Los ricos sobrevivirán a los efectos del calentamiento global.

Por esto América Latina es uno de los lugares verdaderamente interesantes. Es uno de los sitios en los que hay verdadera resistencia a todo esto. ¿Hasta dónde llegará? No se sabe. No me sorprendería que haya un giro a la derecha en las próximas elecciones en América del Sur. Aun así, se ha logrado un avance que sienta las bases para algo más. No hay muchos lugares en el mundo de los que pueda decirse lo mismo.

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